Pensé en darle un toque novedoso a mis vacaciones tomando el tren de vagones antiguos en los que solíamos viajar con mis padres. Hacía años que no viajaba en tren y fue una muy buena idea volver a hacerlo. Al abordar noté que había letreros en uno de los vagones que indicaban que esa era la entrada de la banda para boda, al poco tiempo vi una fila de músicos para bodas acercarse con sus instrumentos en mano. No le di más importancia y me preocupé por abordar lo antes posible. Una vez en mi asiento pude ver por la ventanilla que había un grupo de personas muy bien vestidas esperando detrás de los músicos para bodas, y evidentemente no eran parte de la banda para boda, parecían más bien los invitados.
Los pasajeros fueron abordando poco a poco al vagón hasta llenar el tren, entre ellos abordaron también los músicos para bodas y el resto de los que parecían ser los invitados de la boda, la única diferencia es que ellos subieron a un vagón privado. Cuando echó a andar el tren me venció el sueño. Estuve dormida alrededor de una hora y media, hasta que de pronto me despertaron unos gritos de alegría –al menos eso parecía. Fue entonces que me enteré de que la boda se estaba llevando a cabo en el vagón contiguo al mío. Por la pequeña ventanilla de la puerta alcancé a ver a los novios y seguido de eso escuché la banda para boda que comenzaba a tocar una balada. Parecía una celebración muy alegre. Me llamaron especialmente la atención los músicos para bodas y el estruendo que hacían animando a los invitados. En el poco espacio del vagón se podía observar a los invitados bailando y cantando. Los novios se besaban con mucha emoción. Estuve observando la celebración hasta que las cajas de obsequios se interpusieron en mi camino y obstruyeron por completo la ventanilla que me daba acceso a la fiesta.
A lo lejos pude seguir escuchando las melodías de las canciones que tocaba la banda para boda. Me quedé dormida un par de horas y cuando desperté pude ver nuevamente a los músicos para bodas por la ventanilla de la puerta. Parecía que la celebración estaba llegando a su fin, justo a tiempo para llegar a nuestro destino.